Campos
de mi niñez en el recuerdo.
Cortijos
y animales de la sierra
donde
a cazar mi padre me llevaba.
Encinas
visitadas por cigüeñas,
perdices
que sabían su escondrijo en la hierba
y
olivos que allanaban las colinas.
Un
hueco hacia el pasado en la memoria
que
hoy vuelve a abrirse sin explicaciones
cuando
han pasado mil años y un día.
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