Por la campana de humos
se marcharon tus risas.
Sólo quedó tristeza
y un lamento quebrado.
El fondo de tus ojos
no pudo retener
su música primera,
el cava en la pupila.
Y el humo se deshizo
en carcajada cruel
por el atormentado corazón
de tus noches sin aire.
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