No
todo es claro en el Amor.
Ni
sabes cuándo ha de nacer
ni
cómo o cuándo se termina.
Difícil
señalar un punto de llegada,
de
mudanza o final.
Sólo
sabes que parte del vivir
está
ahí y que te acosa,
que
no cuentan los años,
que
no vale el país o la humedad
ni
el vuelo de los ángeles
o el
rumbo de las lluvias,
que
todo cambia al ritmo
extraño
de la piel de los insectos.
Tú
me dices que no es bueno pensar,
que
la vida son sueños,
palabras
que se acaban
como
todo lo que es tiempo fugaz,
que
no es posible al tiempo
servir
lo que no tiene,
que
sólo vale aquel instante
donde
superas tu cansancio,
tu
tentación de huir,
tu
danza concertada,
la
sed, el pánico, las dudas
y
vuelve tu delirio
en
el nuevo existir de una madeja
que
te desborda en un escalofrío.
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