4 de mayo de 2012

MADRE

                                         A mi madre en su tristeza



Rosario entre los dedos y olvidada
te imagino dormida en tu salón
de soledad tocado el corazón
y un gesto casi amargo en la mirada.

Ya no está él. Se fue de madrugada.
Perdida ya en la vida la ilusión,
sólo queda el recuerdo. No hay pasión,
saltó del otro lado hacia la nada.

Te dejó sola en un escalofrío.
No fue su voluntad, que fue esa hora
triste triste de aquel otoño frío.

Yo sé que lloras, madre, aquella aurora
que aceptas resignada, que un umbrío
paisaje de la muerte te devora.

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