Has abierto mi libro,
este que ilustras tú con portada radiante.
Demasiados
desvanes amarillos
guardan
las cosas que quedaron fuera.
No
todo es reseñable.
Bien
lejos de sus páginas dejamos,
como
siempre entre líneas,
la harina
de mis dedos,
tu
mar sin amapolas azuladas
y la
luna que esconde el escorpión.
Hay
estancias que vieron
a la
niebla barrer
el
mundo que se esconde en la saliva.
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