11 de noviembre de 2014

EL HURAÑO ESPEJISMO DE ESTE MUNDO

La plaza se cerró con los dormidos
párpados de los niños.

Bajo el cartón la anciana pordiosera 
acurrucaba el frío.

La fuente agonizaba sin la luna
y el peso de la noche.

Las calles digerían la negrura
y el vacío cebado por las sombras.

El hospital cercano piadosamente
daba su último parte de la muerte.

Todo sigue su curso establecido:
el huraño espejismo de este mundo.


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