9 de enero de 2017

CAMPO DEL ÁNGEL

A la memoria oscura de mis dedos torcidos
acude silencioso el tacto de la tierra.

Me deslumbró una luz huidiza, inexistente.
Yo preparé el seno de los álamos blancos
y convoqué al amor en el Campo del Ángel,
delineé la acequia por donde corre el agua
y presentí las huellas que dejaron las águilas
por los cárdenos montes y la vieja llanura.

Hundí, luego, mis manos en las aguas del mar
donde morabas tú. Y corrieron los años.



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