28 de enero de 2017

TODO TIENE UN FINAL

Todo tiene un final, todo termina.

No hay eterno retorno,
nuevo salir del sol tras los ocasos
del amor, el prodigio de la vida.

No hay eterno retorno,
lúcido resurgir del entusiasmo
en los vientres obreros de la hambruna.

Dicen que no hay retorno
cuando el síntoma se hace enfermedad
incurable y maldita,
cuando fueron engaño las palabras,
un mar de peces muertos en la orilla
donde surgió la carne.

Porque todo es anuncio, primer aire
de desembocadura en el nacer
del río, en el jadeo
de aquel olor de tierra que la noche
excava en la mañana.

Todo tiene un final,

también la soledad que va creciendo
sin pausa y al compás indescifrable
que desgasta los nombres.


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