No hay baile de mis
pies al ritmo de los tuyos,
es solo chapoteo.
Yo habito un viejo
tren sin pasajeros,
un cuerpo sin
conciertos en el móvil
o canto en la bañera.
Pero mis labios saben
–si me dejas-
seguir las curvas que
tu boca traza
y mis manos el himno
de tus muslos
aunque mis notas sean
pentagrama minúsculo
en la piel.
Yo seguiré tu rastro
en cualquier modo
con mis pies
desgarrados por tu música.
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