27 de septiembre de 2018

CUANDO LAS COSAS FALTAN

He vuelto a nuestra casa.

La llave echada
convirtió el edificio
en cronómetro, puro medidor
de una memoria
que se perdió un septiembre.

Las telarañas
no conocían raya de horizonte.

Por cortijos del monte, olivo y agua,
delineada,
simplemente la casa era un borrón.

Vegetaba aturdida una bombilla
por el porche sin luz
de aperos desconchados a punto de quemarse.

Busqué una contraseña en el arcón.

Bajo el puente del ojo
rojizo, con difíciles pinceles,
trabajaba incansable
mi fiel reparador de ecos y ausencias.

También se necesitan los ajustes

cuando las cosas faltan.

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