29 de octubre de 2018

EL POEMA QUE ALMACENABA EL FRÍO

Las doce de la noche, cerrada la estación,
los andenes vacíos.

Se abren lejos los bares de letreros pagados
y cristal empañado por el humo.

Los árboles respiran el otoño.

Las calles por donde andan los poemas
han quedado desiertas.

Como muebles en viaje de mudanza
corretean los gatos.

Por todas las esquinas
la luna abre puertas a los perros.

Mis ojos van cansados.

Intentan encontrarte entre las hojas secas
igual que aquel poema que almacenaba el frío.


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