7 de julio de 2019

DEFENSA DE LA FILOSOFÍA

Realmente lo pienso.
Yo sólo soy un hombre al que el espejo
borroso del recuerdo
le reintegra en paisajes deformados.

No se equivocó el griego que la sabiduría

ubicó en conocerse de veras a sí mismo.
La vida es de este modo
una plaza con espejos,
de parajes tomados por el tráfico,
museo ultramoderno de evanescentes formas.

Las imágenes huidas, sin embargo,
sus cenizas, no dejan ver los límites.
Ni siquiera me valen los amigos.
Mi realidad diluyen
en luces que hacen sombras
en reflejos de copas y cenas de trabajo.

Mi historia es la de un árbol carcomido
por termitas que restan
hasta llamarse tiempo.
En la leche materna
radica la ignorancia de sí mismo

Por eso es tan certera la afirmación del sabio.


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