Me
olvidé de tu nombre.
Por
culpa de no verte me olvidé
del
nombre que yo amaba.
Se
posaba en mis labios
como
un escalofrío de palomas torcaces,
como
una deliciosa partitura
de
jara y olivares.
Me
olvidé de tu nombre
y
levanté hasta el cielo mi alarido
denunciando
al olvido.
Denuncié
a mis dos ojos
por
dejarte pasar
como
si se tratase de unas fechas
al
margen de la ley, desamparadas.
El
nombre que yo amaba
se
perdió en la tormenta
entre
los bajos fondos que el deber
de
la memoria niegan.
Denuncié
a los murmullos,
porque
no es de recibo contaminar las ondas,
clavar
en el oído las espinas.
El
nombre que yo amaba
por
culpa de no verte se congeló en el frío
de
un invierno sin alma y sin piedad.
En
arrabal oscuro
se
pararon las aguas,
barrieron
las monedas de la fuente.
Me
olvidé de mi nombre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario