Me
enseñaron los años el valor del silencio,
un
valor muy escaso y tal vez mal pagado.
Nadie
nos instruyó al venir a este mundo
en
medio de gemidos y un llanto sin palabras.
Callados
nos iremos cuando llegue la hora,
sin
nada que decir ni giros de los labios.
Enmudece
la tierra y la vida enmudece
porque
es juegos con ruido el bosque y su existir.
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