23 de junio de 2019

LOS NOMBRES SON PARAJES


Los nombres son parajes.

A veces son parajes de noctívagos,
sonidos que circulan
sumidos en las sombras de la noche.
A veces son parajes arruinados,
inocencia perdida
que fuera paraíso en otro tiempo.
A veces como nombres
en lápidas escritos yacen fríos
entre flores marchitas.
Otras veces encubren lo vivido
marcando las esquinas
con los viejos recuerdos.
De vez en cuando son 
las cuentas de un contable
que el destino baraja.
Los nombres se asemejan con frecuencia
a parajes con lobos
de sombríos aullidos.
También saben mirarnos con sus ojos 
teñidos de azul mar
y de sonrisas cálidas.
Es propio de las horas que pasaron
dejar su huella activa en el presente inquieto
y ser viento y crepúsculo
que en soledad nos vive.

Parajes con un rostro
que muchas veces pesan
como un puñado de hojas.

Como campos labrados
con sus ritmos cumplidos
nuestros nombres y cuerpos.

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