18 de mayo de 2020

EL REGRESO

Me parece excesivo

no encender una vela
al dios de los mendigos.

Yo he sufrido apagones que dejaron
dormida mi Ciudad,
sumergieron mi vida en negros agujeros,
la dejaron jugando con cebollas
sin traje y sin memoria.

Mi sonrisa quedó
detenida en la percha de la entrada.
Allí quedó también
tanta clave perdida
y aquellas reflexiones para un mundo
en crisis que escribiera.

Viajero del error como el suicida
cerré meses de enero
que con cartas marcadas
al mentiroso juegan.

Sin generar los cálculos precisos,
cultivando el vivir de otra manera,
el dios de los mendigos
me acogió en su pupila
y desnudó mi tiempo.

Hoy me visto a lo bonzo,
me siento junto al árbol
por si llego al nirvana y regreso a la infancia.

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