22 de mayo de 2020

ESPERABA SENTADO EL AUTOBÚS

Esperaba sentado el autobús
la cabeza inclinada bajo el peso
de un día como tantos diciendo al sol de mayo
lo de aquella mujer de los cristales.

La misma siempre en todo el recorrido
con la misma sonrisa e iguales rojos
guardando su secreto.

El tres, el cuatro, el once, el veinticinco
buscaban su destino
y yo seguía sentado en el silencio turbio
de mi interrogatorio a la mujer desnuda.

La gorra se alargaba tapándome los ojos
y el calor de sus párpados.
Y nuevamente el tres, el once, el cuatro...

Porque persigo nubes como la lluvia abril,
no dejé de mirarla.
Después llegó la muerte con su autobús de invierno
y recogió dormida en lunas mi pupila.

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