La guitarra se acuesta en tu piano.
Tu piano es instinto.
La armonía quedó
en palabras de dedos y de manos.
La historia escrita en cuerdas
y en teclas de marfil.
Qué dulces las palabras cuando suenan
en notas de tu música
y de un beso en los timbres
como ósculo del sol en el invierno.
Los cuerpos se hacen aire
y el horizonte cubren
de ventanas desnudas
y puertas sin cerrojo.
En un suspiro rojas
madrugadas de orgasmos.
Si tu palabra es música
el hoy es luz en mí
de versos y postales.
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