Madura la estación el azofaifo
y nos da la medida del otoño.
El tiempo se confirma entre los árboles
en un volver callado
preparando sus frutos.
Presenta el limonero sus creaciones
verdes junto a la yuca y el laurel,
y se hermanan naranjas y guayabas.
No sólo caen las hojas
hasta cubrir la tierra.
El sol arropa nuestra piel desnuda,
nos traspasa en silencio recogido
en orgasmo otoñal.
No hay día que no nos acordemos de ti. ¿Cómo una persona puede transmitir tanta tranquilidad y nobleza? Me has marcado el corazón, no dejes nunca de hacer lo que te apasiona. Gracias por ser de los primeros pacientes que me ha calado hasta el fondo. ¡Un abrazo enorme! María, enfermera de prácticas.
ResponderEliminarMuchas gracias, María. Me dices algo muy hermoso. Estás en mi corazón, así como el tacto de tus manos. Por ahora sigo el camino que me han señalado los médicos y me parece que voy progresando. Seguimos vivos. Un abrazo. Te quiero. Blas.
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