Paseas la mañana ensimismada,
el
frío de tus manos,
la
luz dañada y rota
de
las puertas cerradas,
el
ruido débil, líquido de las hojas de escarcha,
las
grietas del asfalto endurecido,
las
cálidas palabras de la noche
con
la huella templada de tu cuerpo.
Yo
desnudo los días,
depositan
promesas en mi esquina
con
el leve susurro de un reflejo
y
un cruce de semáforos.
Un
paisaje de pasos y encuentros imprevistos.
Los
saludos no caen en la tierra
ni
ruedan por barrancos,
visitan
la pupila para sembrar deseos.
La
vida en las aceras
de
un cobrador de sueños
necesita
las ramas de los árboles
para
guardar secretos.
Recorrer
la memoria de los pájaros
es
construir poemas
y
hacer de una mirada un poemario.
También
se escriben versos en los ojos.
La
calle tiene el nombre
y
el color de tus ojos. Yo lo sé,
la
mañana lo sabe y lo respira.
Anuncias
primavera.
También
mi inspiración está compuesta
de
una luz matizada de silencios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario