Gotas fugaces
bajaron hasta hacerse campo arado
con aromas del monte.
Ya no vuelan gaviotas por la mar
de tu boca curtida
por la flor del almendro
ni se excita la luz
del manzano con golpes de mi azada.
Sí susurra secretos nuestra fuente
en la amistad del agua sosegada.
Me ha gustado. Isabelita
ResponderEliminarGracias, Isabelita. Me hace feliz que te haya gustado mi pequeño poema y que hayas querido manifestármelo. Un beso.
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