Para Thomas
-in memoriam-
Te escribo, Thomas, para ahuyentar
con estos versos
las sombras
que vigilan mis noches.
Encontraste sembrado
de abatimiento
mi corazón herido.
Oré con el almuédano
al mediodía
al alba y al ocaso.
Ahuyenté mi dolor
con el dulce recuerdo
de los años vividos.
Esperé tu sonrisa
como bieldo que avienta
al cielo la amargura.
Mas sólo oí unos pasos
tristes, leves —los
míos—
sobre el gris de la
acera.
Mas sólo me cubrió el
oscuro,
una penosa pesadilla
de
cenizas y sombras.
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