20 de julio de 2014

PARA IR A GRANADA



         A menudo me consultas, Amor,
        de cosas minuciosas.
        Te escribo para contarte algo
        de esta Granada nuestra,
        ternura de la sierra y de la luz cada mañana.

Para ir a Granada
pedía un antiguo cantar
tus lágrimas en un pañuelo.

Es esta lluvia
alhóndiga de sueños
blancos y verdes.

Y el aire
aljófar, suave y limpio,
y no entristece.

Es risa
como tu cuerpo,
como tu piel.

Dulces son las caricias,
susurros de gorrión
en el jardín.

Sin prisa
dentro de ti,
dentro de mí

harina, hierba y miel,
sal: almorí,
Granada crece.

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