10 de marzo de 2017

CADA MAÑANA OLVIDA SUS HERIDAS

Donde la mujer es dueña de su destino,
en ese mismo movimiento,
hay una promesa de poesía futura.
Ángel Ganivet

Cada mañana olvida sus heridas.
Una hora aturdida
me esperaba en tu agenda
con su enorme chistera
acechando rincones: mis vacíos.

Velaste tu pasión detrás de versos.
Galopabas desnuda por la luna
y soñaba tu cuerpo
caballos ciegos, puertas de cristal
hacia mares sin fondo.

Mi pena te servía de pretexto
para agitar el polvo
del pequeño desván.
Tú me dejaste entrar donde en acto social
tus fantasmas antaño conversaron.

Sin nada más que sola la palabra
atracaron mis ojos en aquel viejo puerto
y, luego, te marchaste
—tiene alma de mujer la poesía—
despacio y hacia dentro.



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