24 de marzo de 2017

CAFÉ SOLO

Me he bebido el café que has preparado

con los ojos cansados de la siesta,
sabor a mar de tarde derretida.
La luz de la mañana
fundida en el azahar de los naranjos
había dejado paso a la tristeza.

Las nubes retornaron al ahogo
de los ojos cansados y sin lluvia,
la arena que disuelve los azules.
La luz de la mañana
lo sabía y su espalda calcinada
por el anochecer se volvió negra.

Me gusta el café solo, que me trae
a los ojos cansados la frescura
de una niñez de olivo y aguardiente.

La luz de la mañana
había sido memoria de noches con memoria
donde el amanecer no fue al desguace.


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