El
olivo rebrota con el tiempo
si
en sus raíces cálidas anidan
serpientes
escondidas entre piedras.
No
mueren de dolor las aceitunas negras,
esperan
solamente la llegada
del
alba y sus ocasos.
El
arroyo recorre los barrancos
donde
el jabalí bebe
y
moldea sus huellas sobre el barro.
Las
arrugas en mi rostro, recuerdo
de
las horas, conocen de ti, Amor,
que
eres suma de todas las luces de los álamos.
En
mí se multiplica y cristaliza
la
mar que colma
donde
muestras lo azul de todo lo que vive.
Bello...
ResponderEliminarLazarus
Gracias, Lazarus. Escueto comentario, pero sabroso, Un abrazo. Blasius.
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