10 de mayo de 2018

DOS FANTASMAS Y UN POETA

Ñoras pusimos
en nuestro aniversario, en la comida
que un viejo amor guisó con fantasías
del hombre y la mujer.

Cambiaron los balcones y las calles,
vivimos dos ciudades
como quien vive un cuento.

Vestidos o desnudos pensamos la ternura
para una vida breve.

Si miro a los amigos
que marcharon dejándome su hueco
me grita su silencio. Y, sin embargo,
aprendo que este tiempo
es el mío, contigo aún en la ternura
precaria que pensamos.

No sé si tras las sábanas
se esconden dos fantasmas y un poeta.

Pero sí sé, -es corta la memoria-
que la ternura es manos que guisan su alimento
y labios que hoy se rozan
con la clara conciencia de su fragilidad.


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