19 de agosto de 2012

LA NOCHE HIZO SU CAMINO AL OLOR DE LA LLUVIA

El hueco de un segundo
no pudo retener
el suave acento
de tus pasos ligeros.
El fuerte viento hizo
más largas tus pisadas.
Dudó el amanecer
porque la noche hizo su camino
al olor de la lluvia.
El viejo corazón del bosque
aún está dormido meditando
entre delirios
de las liebres nocturnas.
No tiene en su latir
palabras mudas,
escucha atentamente
las curvas del sendero.
La agitación del búho
en los claros del bosque
pone en sus venas
el ímpetu del viento
y un beso de culebra.

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