3 de agosto de 2012

LAS PALABRAS QUE DUELEN

No es fácil evitar las palabras que duelen.
Tal vez desanimarlas.

Llegan como las lluvias, sin horario,
sin sentido, a destiempo, por la espalda.
Pura condensación
de algo supuestamente irremediable.

No es fácil encontrar
un templado resguardo,
un cálido refugio
con un sol en la punta de la lengua
y aceite perfumado en las pupilas.

La lucidez es rumbo,
si en los ojos no se unen las palabras
al vacío que araron las hormigas.
.

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