Transitan
las mañanas por las mismas aceras,
pero
serán distintas si se canjea la hora.
Te
quedaste, mujer, entre las sábanas
soñando
otros desnudos.
Camina
la enfermera. No sé si va o vuelve,
se
cansaron sus ojos de la noche.
Un
rostro sosegado muestra el sol
verde
en el tendedero.
Hace
falta la lluvia,
el
viento se llevó la nubes hacia el norte
y
dejó por aquí las tierras secas
tocadas
por colores del invierno.
En
la fachada roja se sube una persiana.
Vuela
la hoja en el viento artificial
del
barrendero.
Nunca
escribí su nombre
ni
llegó a recoger entre sus hojas
el
mío.
Ya
han abierto los bares y el olor del café
remonta
hasta las copas de los árboles
semidesnudos.
Circulan
bicicletas como pájaros,
parpadea
este abril.
Los
niños en camino hacia la escuela
hablan
con Nuba
la
llaman por su nombre y ella acude.
Me
voy quedando solo con los coches
que
atraviesan las calles levantadas
y
casi obscenas.
La
vida es un paseo
de
ruidos, lleno.
Consigo
trae alguno un pentagrama.
Precioso poema.....y ver el nombre de nuba me ha emocianado, al igual que verla cada mañana, un saludo Blas, la vida es un paseo y haberte encontrado ha sido un privilegio.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu precioso comentario y por tu saludo. Es hermoso encontrarnos cada mañana y a mí me hace feliz. Un abrazo grande. Blas.
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